Hoy día, la investigación social y educativa de
carácter positivista es objeto de serios cuestionamientos por parte de una
visión emergente crítica de las ciencias sociales, en la cual se cuestiona,
entre otros aspectos, el reduccionismo de lo humano, razón por la cual no ha
sido posible explicar a cabalidad las diversas situaciones del complejo
contexto socio educativo; y, lo restrictivo del método que limita el abordaje
de lo complejo e interdisciplinario de los diversos escenarios y problemas
humanos y sociales contemporáneos.
Entre los postulados críticos a la
concepción establecida de investigación educativa, destacan las tendencias de
carácter fenomenológico crítico, las cuales coinciden en la necesidad del
retorno del sujeto y la revitalización de lo humano, presente en los procesos sociales
y educativos abordados en el marco de una perspectiva histórico cultural
social, cuyo centro de interés sea la persona; su vida cotidiana; sus
creencias; simbolismos, prácticas y, el significado que éstas tienen para el
entendimiento de lo socioeducativo.
En esta encrucijada se encuentran las
ciencias sociales y humanas, con la asunción de nuevos paradigmas que demandan
un giro cualitativo en el tratamiento de lo social frente al imperio del
objetivismo e instrumentalismo, como única vía para la búsqueda del conocimiento.
Acercarse con una visión crítica al estado actual de la investigación educativa
implica reconocer que la manera como ésta es asumida y practicada, lleva en sí
un carácter valorativo que guarda estrecha relación con la concepción
doctrinaria de la que ella se deriva. En tal sentido, en los postulados
actuales sobre la investigación educativa, existe coincidencia, desde la
crítica social, en relación a la urgencia de un replanteo de los paradigmas
teóricos tradicionales y sus metodologías de investigación, en especial, en la toma
de conciencia de la necesidad de reivindicar lo humano desde un plano crítico y
comprometido a partir de la educación, planteamiento que se reafirma cuando queda
expresa la necesidad de una reconstrucción teórica y el escepticismo acerca de
la significación social de la investigación educativa no implica, la ausencia
de problemas que deban ser investigados o un debilitamiento de la capacidad
investigativa de los científicos.
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